Por: Ernesto Munive O.
Sin duda, la mayoría de la gente deseaba que este año se termine pronto por todos los acontecimientos que hemos tenido que vivir. Un año lleno de dificultades, crisis económica, aislamiento social, confinamiento y muerte. Peor año no pudimos haber tenido, parece.
Muchos perdieron sus trabajos, a otros se les redujo la jornada laboral con la correspondiente disminución del salario. Muchos negocios y empresas quebraron y muchas familias quedaron en el desempleo, reduciéndose sus ingresos a cero.
Tuvimos que dejar de abrazar y besar a nuestros seres queridos y amigos, fuimos obligados a usar mascarilla, alcohol y gel desinfectante, desarrollando hábitos de exagerada asepsia. Y, sobre todo, nos vimos obligados a vivir una vida llena de miedo a un enemigo común, el virus.
Sin embargo, en medio de todo lo malo, este año ha traído cambios profundos, mucho aprendizaje y toma de consciencia. Ha sido un año en el que aprendimos a valorar muchas cosas que las considerábamos normales y comunes como la salud, la vida, la familia, el tiempo con nuestros seres queridos, el valor de una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo y un beso. Aprendimos que la soledad y el silencio también pueden ser nuestra mejor compañía.
Implementamos nuevas formas para estar comunicados, aprendimos que la tecnología no solo servía para el trabajo y los negocios o para romper fronteras y distancias, sino también para mantener y crear nuevos vínculos, abriendo un espacio de encuentro afectivo y familiaridad entre padres, hijos, abuelos y nietos, en un nuevo formato y modalidad.
Claro que es un año para olvidar, olvidar todo lo malo que nos pudo haber traído e incluso las secuelas que tardarán tiempo en sanar. Pero también es un año para recordar y en bien, porque a muchos nos enseñó que en lugar de dejarnos vencer por las circunstancias, podemos ser resilientes, afrontar la adversidad, adaptarnos y superar los momentos más caóticos.
El 2020 nos enseñó a valorar mucho más aquellas cosas que si tenemos, en lugar de lamentarnos por aquellas cosas que no tenemos. Aprendimos a mirar el mundo de un modo diferente, a disfrutar aquellos momentos con nuestros afectos.
En la época de confinamiento y encierro nos vimos obligados a compartir a diario con nuestra pareja y nuestros familiares más cercanos, descubriendo su luz, pero también su oscuridad. Pero también tuvimos la gran oportunidad de reencontrarnos con nosotros mismos, y en ese proceso aprendimos a ser más fuertes e incluso a disfrutar de nuestra soledad.
Para quienes conformamos el Equipo EVN ha sido un año lleno de enormes retos y muchos cambios. Un año en el que hemos tenido que adaptarnos a la nueva modalidad, en la que de inicio y por largo tiempo la virtualidad fue nuestra única posibilidad.
En este recorrido, el miedo fue nuestro amigo cotidiano. Luego de haber desarrollado por largos años todo nuestro esfuerzo desde lo presencial, nos vimos obligados a salir de esa zona de confort, esa zona segura en la que creíamos tener el dominio y control de la situación, para ir hacia una zona desconocida y de riesgos, en la que la tecnología se constituía como el factor común obligado.
Sin embargo, y precisamente al salir a esa zona de miedo en la que se encontraba todo aquello que era lo desconocido, es cuando encontramos la oportunidad de crecer y fortalecernos aún más. Para nosotros, este tiempo han sido el mejor momento que hemos tenido en todos estos últimos años para desarrollarnos y darnos a conocer a la comunidad.
Hemos obtenido un crecimiento muy valioso y por eso podemos asegurar, desde nuestra propia experiencia, que si es posible mirar a la crisis como una oportunidad haciendo cosas que antes no nos atrevíamos hacer por el simple hecho de haber estado en nuestra zona de confort, ese lugar en el que a la mayoría nos sentimos atrapados y que nos brinda una aparente sensación de bienestar que nos hace pensar que todo está bien y no nos hace falta nada más.
Gracias a este año, EVN ha podido llegar a mucha gente con contenidos de valor a través de nuestras redes sociales y artículos en nuestro Blog. Precisamente, en esta época es cuando más cursos de Neuroventas y Técnicas de Ventas hemos impartido.
Gracias a estos tiempos tan inciertos pudimos constatar que los empresarios y emprendedores han podido valorar un poco más la labor del Vendedor Profesional y la importancia de su gestión dentro de su empresa o negocio. Si bien es cierto que se vieron obligados a reducir el gasto con recortes de personal y reducción de la jornada laboral en casi todas las áreas de la empresa, también sabían que era necesario fortalecer el área de ventas debiendo incluso invertir en su formación y capacitación para obtener mejores resultados y así poder mantenerse e incluso, en muchos casos poder crecer.
Gracias a todos quienes creen en una propuesta innovadora y profesional como la que ofrece nuestra Escuela de Ventas y Negocios EVN a través de los Talleres, Cursos y Capacitaciones que ofrecemos, así como también, a través de nuestros procesos de Asesoría y Consultoría en Ventas y Servicio al Cliente que brindamos.
Este es un momento en el que a nombre de cada uno de los miembros del Equipo EVN debo agradecer a Dios y al universo por todas las bendiciones y logros obtenidos en este año 2020. También es el momento preciso para agradecer a todos nuestros leales seguidores porque ustedes son nuestra razón de ser y quienes nos inspiran a seguir creciendo y desarrollándonos con el único afán de entregar productos de calidad con una filosofía de excelencia en el servicio, que siempre genere un resultado con valor añadido.
Deseamos a todos nuestros seguidores, alumnos, emprendedores, amigos y todas las familias que nos acompañan, un venturoso año 2021 lleno de fe y esperanza. Que la magia de la vida, la naturaleza y el universo conspiren siempre a su favor haciendo realidad todos sus sueños.
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